miércoles, 3 de marzo de 2010

Terremoto


Hace unos meses que salí de Santiago y, aunque espero volver, dejé mi casa allí. Estos días, después del terremoto, he estado muy pendiente de tantos amigos y gracias a Dios todos están bien.

Cuando decía esto en mi nuevo vecindario, el comentario general era que los ricos se salvan y las desgracias se ceban en los pobres. Mi casa no estaba en un barrio rico, pero sí en una zona buena de Santiago, con todas las comodidades. Un piso pequeño en una casa de pisos no muy alta (en Santiago se construye pensando en posibles terremotos; temblores hay con relativa frecuencia). Y es verdad que en las zonas más pobre, con casas peor construidas, no digamos donde hay chabolas, el riesgo de que se te caiga la casa encima es muy superior. Parece que la desgracia siempre afecta más al que no tiene…

Para todos mis amigos allá y para todo el pueblo chileno, mi solidaridad y cariño.

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